7 beneficios de la agricultura urbana

El despliegue de iniciativas de agricultura urbana permite el desarrollo de sistemas alimentarios locales, sostenibles y resistentes.

1. Prevención del efecto isla de calor

Durante el día más caluroso del verano, el último lugar donde la gente suele querer estar es en el centro de una ciudad, rodeada de edificios, coches y aceras grises. La razón es sencilla: las ciudades suelen tener una temperatura media de 5 a 10 grados centígrados por encima de la de las regiones periféricas. Este fenómeno se denomina isla de calor y está causado por la elevada concentración de zonas edificadas en las ciudades, como tejados y aparcamientos, que absorben y reemiten el calor del sol. En contraste con los entornos urbanos, las masas naturales como bosques y jardines producen frescor a la vez que mejoran la calidad del aire. Plantar hortalizas en los tejados es una forma eficaz de hacer frente al efecto isla de calor, absorber dióxido de carbono y tener ciudades más verdes.

2. Reducción de los gases de efecto invernadero

Al fomentar una producción más local de los alimentos que consumimos, la agricultura urbana puede contribuir en gran medida a la reducción de los gases de efecto invernadero. En efecto, gran parte de las frutas y verduras que consumimos tienen que recorrer largas distancias antes de llegar a nuestros platos, lo que induce grandes cantidades de contaminación. Al cultivar hortalizas directamente en las ciudades, se reduce la distancia entre la producción y los consumidores, disminuyendo así los gases de efecto invernadero emitidos por el transporte de alimentos. Además, al igual que sus congéneres verdes, las plantas hortícolas actúan como filtros del aire y secuestran carbono y otros gases contaminantes, lo que contribuye a mejorar el aire ambiente de las ciudades.

3. Creación de sistemas alimentarios resistentes

El despliegue de iniciativas de agricultura urbana permite el desarrollo de sistemas alimentarios locales, sostenibles y resilientes. Al transformar espacios inutilizados e infrautilizados en granjas urbanas, estamos transformando el paisaje de nuestras ciudades y dándole un valor comestible para allanar el camino hacia la autosuficiencia alimentaria.

4. Preservación de la biodiversidad

La multiplicación de las zonas de agricultura urbana favorece la conservación de la biodiversidad en las ciudades. Como lugar para comer y vivir, estas iniciativas contribuyen a la diversificación de los organismos vivos en el entorno urbano. La implantación de diversas variedades de frutas, verduras, finas hierbas y flores comestibles en el huerto favorece el mantenimiento de estos insectos y organismos esenciales para la vida. Cultivar en las ciudades es una acción concreta que apoya tanto a la fauna como a la flora de los centros urbanos, al tiempo que contribuye al desarrollo de ecosistemas ricos y diversificados.

5. Valor añadido a las propiedades

Integrar la agricultura urbana en un edificio existente crea valor. Estas azoteas, terrazas y espacios subterráneos, antes inutilizados o infrautilizados, tienen ahora la oportunidad de convertirse en oasis verdes donde crecen alimentos frescos y sanos. Además de posicionar a las instituciones como innovadoras y sostenibles, las iniciativas de agricultura urbana benefician no sólo a los ocupantes de estos edificios, sino a toda la sociedad. ¿A quién no le gustaría ver florecer un huerto en el tejado del edificio de al lado?

6. Bienestar y rendimiento en el lugar de trabajo

La gente no es insensible a los beneficios de disfrutar de cierta proximidad con la naturaleza en su vida cotidiana. Desde los paseos por los parques hasta la jardinería en el patio trasero, el contacto con la naturaleza es una fuente de relajación y tranquilidad para muchos. Estudios recientes han demostrado que esos beneficios pueden ser especialmente útiles también en el lugar de trabajo, un contexto que suele asociarse a altos niveles de estrés y concentración cerebral. La implantación de un huerto no sólo proporciona tentempiés saludables a los empleados, sino que también contribuye a su bienestar fomentando un sentimiento de comunidad y pertenencia. Permitir que los empleados interactúen en el huerto puede servir para evacuar el estrés y la fatiga mental, ayudar a recargar el cerebro y ganar productividad más adelante. En resumen, los huertos son una forma sencilla de promover un ambiente positivo en el lugar de trabajo, reforzar la cultura de la empresa y mejorar el rendimiento de los empleados.

7. Concienciación sobre hábitos alimentarios saludables

Las iniciativas de agricultura urbana conectan a la gente con la naturaleza y con sus alimentos. Los huertos se convierten en plataformas de aprendizaje que conciencian a la comunidad sobre la importancia de adoptar hábitos alimentarios saludables. Dado que muchas comunidades viven en entornos presa de la inseguridad alimentaria, las iniciativas de agricultura urbana ayudan a contrarrestar este fenómeno facilitando el acceso a alimentos frescos, sanos y cultivados localmente. Además, participar en el proceso de cultivar sus propios alimentos reconecta a las personas con la realidad de la producción alimentaria. Al ser plenamente conscientes del tiempo y el esfuerzo que hay detrás de cada hortaliza cultivada, las comunidades son más conscientes de la energía que se invierte en el cultivo de alimentos y, por tanto, de la importancia de limitar el desperdicio de alimentos.

Rosa Fox

Directora de Marketing de MicroHabitat, impulsa el crecimiento de la marca a través de su pasión por la resiliencia urbana, la innovación y la racionalización de los procesos empresariales. Dirige comunicaciones estratégicas que destacan el impacto de la agricultura ecológica e inspiran comunidades más verdes y conectadas.

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